La laparoscopia


Realicé mi primer laparoscopia en el año 1974. Por esos tiempos, solo podíamos mirar a través de una suerte de “catalejos”. Esta técnica ha avanzado en forma exponencial y nos permite hoy cosas antes impensadas en el diagnóstico y el tratamiento de la paciente infértil.

Durante mucho tiempo – y aun hoy en algunos círculos – se la consideró una técnica diagnóstica obligatoria en la consulta por infertilidad.

La generalización de los procedimientos de fertilización in vitro hizo que muchos profesionales – y destacados centros de fertilidad – a lo largo y ancho del mundo, la relegaran a casos especiales.

Si bien es posible que no todas las pacientes infértiles la requieran, lo cierto es que, gracias a la laparoscopía quirúrgica, muchas mujeres logran el embarazo en forma espontánea y natural, sin tener que pasar por la traumática experiencia de un procedimiento de reproducción asistida de alta complejidad.

Quienes realizamos ambas técnicas – cirugía laparoscopía y fertilización in vitro – sabemos de sus ventajas y cuando indicarla o cuando descartarla.

En los foros científicos se ha rescatado recientemente su importancia, asegurándose que – estadísticamente – muchos de estos procedimientos se hubieran obviado si se hubiese indicado una laparoscopía en primera instancia.


La laparoscopía quirúrgica en infertilidad requiere experiencia y equipamiento. Debe ser – idealmente – realizada por un Cirujano Laparoscopista Certificado.


He querido resumir aquí mi experiencia de muchos años en el campo de la medicina reproductiva y la cirugía laparoscópica.

Lo expresado es fruto de mi desarrollo profesional. Puede diferir de los pensamientos de otros colegas iguales o más experimentados. Como en todas las cosas de la vida, “ cada maestro tiene su librito ”.

Es mi deseo que la lectura de este texto ayude a quienes enfrentan el difícil camino del estudio y tratamiento de la infertilidad en la pareja a resolver en el menor tiempo posible su conflicto.

La ley prohíbe expresamente asegurar resultados en medicina (esa actitud se denomina “ charlatanismo ”). Solo podemos estudiar el caso, realizar un diagnóstico y proponer terapéuticas, con la esperanza de que las mismas tengan un resultado positivo, y en nuestro caso en particular, llegué el tan ansiado bebé. Pero, asegurar que con uno u otro método se obtienen altísimas tasas de embarazo, es desconocer la evidencia médica. No todo son rosas en este camino. Pero, con cariño, afecto y compromiso por parte de los pacientes y los terapeutas, se puede avanzar a lo largo de las espinas, hasta llegar a la flor.

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