Factor masculino

La mayoría de los expertos considera que en el 25% de los casos, la infertilidad de una pareja se debe exclusivamente a un problema femenino. El 50% encuentra afectados a ambos miembros, y en el 25% de los casos, el conflicto está en el hombre. Estas cifras varían según las regiones u otros condicionantes sociales, pero – números más o números menos – representan nuestra realidad.

La determinación de la infertilidad masculina es sencilla – si bien no exenta de traumas psicológicos en algunos casos. Solo se requiere una muestra de semen para su análisis en el laboratorio biológico.

Se considerará el volumen de la muestra, la cantidad de espermatozoides presentes, su movilidad (la capacidad de trasladarse de un lado a otro lenta o rápidamente), la cantidad de espermatozoides vivos y – muy especialmente – la proporción de espermatozoides de formas normales.

Otras determinaciones incluyen el análisis de los componentes químicos del semen, es estudio bacteriológico (cultivo) del mismo, y la constatación o el descarte de la presencia de varicocele mediante el examen físico y/o la ecografía testicular y doppler de cordón espermático.

En casos severos, se puede realizar una vasodeferentografía (radiografía contrastada de los conductos deferentes por los que llegan los espermatozoides al exterior) y eventualmente una biopsia testicular.


La morfología – estudio de las formas normales o anormales de los espermatozoides – es de fundamental importancia. Es un estudio muy especializado que no puede realizarse en un laboratorio de análisis clínicos corrientes. Debe ser hecho por un Bioquímico o Biólogo especializado, entrenado para analizar semen.


El ICSI (una forma compleja de procedimiento de fertilización asistida de alta complejidad – fertilización in vitro) se emplea para el tratamiento de las parejas que presentan un factor masculino severo por tener el semen escasos espermatozoides normales.

Recientemente se comprobó que, aún realizando esta técnica, el número de embarazos evolutivos (los que finalmente culminan en el nacimiento del muy ansiado bebé) era menor al esperado.

En los casos severos de teratospermia (pocas formas normales), se impone el estudio de la fragmentción del ADN espermático, mediante las distintas técnicas existentes (originalmente solo el test del “tunel” y el dosaje de “caspasa 3 activa”).

No es un estudio de rutina y solo un experto en Medicina Reproductiva que analice detenidamente todos los factores que hacen a la infertilidad de una determinada pareja, o luego del fracaso de un procedimiento de ICSI, suele indicarlo.


La fertilización in vitro, técnica originalmente pensada para el tratamiento de aquellas mujeres que presentaban obstrucción de las trompas de Falopio, se utiliza hoy con una muy gran frecuencia para el tratamiento de aquellas parejas que presentan infertilidad debida a un factor masculino. En particular, el ICSI (inyeccion intracitosplasmática de espermatozoides) es la técnica que mejores resultados ha tenido en el caso del factor masculino severo.

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