Factor endócrino

También considerado por muchos como “factor ovárico”, incluye a las alteraciones hormonales que dificultan la ovulación. Si el defecto está en el ovario, es correcta la denominación de “ovárico”, pero también la ovulación puede estar afectada en el caso del malfuncionamiento de una glándula ubicada debajo de la masa cerebral, la hipófisis (es el caso de las hiperprolactinemias ) o la glándula tiroides (tanto en el hipotiroidismo como en el hipertiroidismo se afecta la función reproductiva).

El estudio de este factor incluye determinaciones hormonales en sangre, que deben ser hechas en el día 2 ó 3 del ciclo (el 1° día del ciclo menstrual es el primer día de menstruación fluida – no el sangrado escaso previo que presentan algunas mujeres). Es importante realizarlo a las 8 de la mañana, luego de 15 ó 20 minutos de reposo sentada en la sala de espera del laboratorio para eliminar el factor stress.


La prolactina puede arrojar valores elevados si se la mide luego de una actividad regular, tal como el esfuerzo que puede demandar ir hasta el laboratorio. Por ello es importante el reposo breve previo.


Para saber si hay ovulación en un ciclo determinado, se puede recurrir a tres alternativas diferentes:

  1. dosar la progesterona en sangre en los días 21 a 24 del ciclo menstrual,
  2. realizar ecografías transvaginales seriadas para comprobar el crecimiento de los folículos del ovario y luego de la ovulación la presencia del “cuerpo amarillo”,
  3. controlar diariamente la temperatura basal a lo largo de todo el ciclo menstrual y dibujar la curva (la temperatura rectal matinal supera los 37° luego de la ovulación).

Todos estos son métodos indirectos que solo sugieren que hubo ovulación. Por el momento, el único diagnóstico de certeza de ovulación es el embarazo.


La toma de la temperatura basal debe realizarse a la mañana, antes de realizar cualquier movimiento (se debe “bajar” el termómetro a la noche y dejarlo a mano sobre la mesa de luz). Solo es válida la temperatura rectal. Se debe observar en el registro del termómetro el tiempo requerido (los hay de 1’30” y otros de 3”), o bien esperar el sonido de la alarma si es electrónico.


En los casos en los que se presentan signos de exceso de hormonas de tipo masculino, se realizan determinaciones hormonales que miden la actividad de las glándulas suprarrenales, etc.

En la actualidad, debido a que muchas pacientes consultan por infertilidad más allá de los 35 años de edad, resulta oportuno en algunos casos investigar la “reserva ovárica”, esto es, en qué condiciones se encuentra el ovario en ese momento de la vida.

Para ello contamos hoy con el análisis de dos “hormonas”, la hormona antimulleriana (HAM) y la inhibina B , que si bien no pueden dar un diagnóstico de certeza, ayudan eficazmente a los profesionales a identificar a aquellas pacientes con menores posibilidades de ovular y/o lograr un embarazo y/o un embarazo evolutivo. La HAM ha demostrado superioridad frente a la inhibina B, que solo se utiliza por excepción.

Las hormonas de la hipófisis que controlan el funcionamiento ovárico y determinan la ovulación, también ayudan a evaluar el estado funcional del ovaio. Valores elevados de FSH (hormona folículoestimulante) y LH (hormona luteinizante) indican una pobre función ovárica.  También, alteraciones en la relación entre la FSH y la LH, sin valores elevados, como en el caso de los ovarios poliquísticos, son indicadores de mala función ovárica.

La ecografía transvaginal intramenstrual y el recuento de folículos antrales es para mí un indicador más sensible, que dá un mejor pronóstico.  Se debe realizar con un equipo de buena definición que permita ver los ovarios con precisión, e identificar en su interior la cantidad de folículos de hasta 10 mm de diámetro presentes. Requiere un examinador experto, y tiempo adecuado para el estudio.  La cantidad de folículos presentes nos indicará la condición – desde el punto de vista funcional – en la que se encuentra el ovario.  A mayor número de folículos presentes, mejores chances de lograr el embarazo. Una cuenta ideal es la de 12 folículos en total, y se considera reserva ovárica disminuida cuando la cuenta total es menor a seis.


Los 36 años de edad resulta un evento crítico a la hora de lograr el embarazo. Si bien la mayoría de las mujeres tienen preservada al 100% la función ovárica a esa edad, a partir de la misma comienza una etapa de la vida en la que no todos los óvulos son aptos para generar un embarazo. No perder el tiempo es crucial a en este momento. Si el embarazo no aparece pronto, se impone sin dilación la consulta con el especialista.

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