Las posibles infecciones presentes que comprometan la fertilidad se pueden investigar mediante dos estudios:
- Estudio bacteriológico (cultivo) de flujo y de moco cervical
- Cultivo de semen
Otras infecciones sistémicas, como la tuberculosis, la sífilis, el SIDA, las hepatitis, etc., que también pueden en ocasiones comprometer la fertilidad, deben estudiarse clínicamente.
Las secuelas de una infección pasada, que pueda haber dañado la anatomía de la pelvis, puede sospecharse por dolor crónico, dolor con las relaciones sexuales, dolor en el examen ginecológico, y confirmarse mediante una laparoscopia, la que a su vez puede permitir la corrección de las alteraciones presentes.
La infección por el virus del HIV por lo general no afecta la fertilidad, pero puede ser trasmitida a la descendencia.